Casa, la del padre quiero; viña la que plantó el abuelo.
Con albaricoques y brevas, agua no bebas; pero vino, todo lo que puedas.
Después de beber, cada uno da su parecer.
Ni bebas sin ver, ni firmes sin leer.
Quien a la taberna va y viene, dos casas mantiene.
Viña preciada, dámela en solana.
Cada bota huele al vino que tiene.
Come niño, y crecerás; bebe, viejo, y vivirás.
Da vino por vino y pan por pan, y todos te entenderán.
Hombres buenos, y picheles de vino, apaciguan el ruido.
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